Tanto griegos como latinos consideraron ‘’promiscua’’ y ‘’licenciosa’’ a la cultura etrusca, una cultura que hasta ahora pocos conocemos y de la cual casi no se habla, pero que hoy vamos a conocer. Volviendo a las opiniones que tenían los griegos y romanos sobre los etruscos podemos decir que se debieron al contraste de la situación social de la mujer entre los etruscos, mucho más libre que entre griegos y romanos; hay que recordar que entre helenos y latinos las mujeres estaban absolutamente subordinadas a los varones.

Sin embargo, la mujer etrusca, al contrario de la griega o de la romana, no era marginada de la vida social, ni tampoco dependía del hombre como en otras culturas, sino que participaba activamente en la vida social tomando parte importante en los banquetes (los cuales eran exclusivos para hombres en la Antigua Roma), en los juegos gimnásticos y en los bailes, y sobre todo ayudaban en las labores de la vía pública y podían tener cargos públicos importantes, militares y hasta religiosos.

La mujer etrusca, tenía una posición relevante entre los aristócratas etruscos, puesto que estos últimos eran pocos y a menudo estaban involucrados en la guerra: por esto, los hombres escaseaban.

Otro aspecto importante es que en otras culturas y pueblos, era que cuando el esposo moría, se le quitaban a las mujeres todos sus bienes y se les casaba con alguien más. Un destino insoportable si llegaron a amar a su anterior esposo. Sin embargo en la cultura etrusca era diferente. La idea que se tenía era que la mujer, en caso de la muerte de su marido, asumiría la tarea de asegurar la conservación de las riquezas y la continuidad de la familia. También a través de ella se transmitía la herencia. Es decir, el sistema familiar era matriarcal, una líder de la familia, era la que regía la vida familiar.

Es decir, si el marido tenía riquezas, nadie se las quitaba a la mujer, ella las administraba, si el marido tenía un negocio, barco o era mercader, la mujer se encargaba de dichas tareas. Prácticamente la sociedad etrusca, era igualitaria en muchos aspectos y nunca trataron mal a sus mujeres, pues en ellas veían el reflejo de la madre tierra, la mujer era la que representaba a los dioses en la tierra y por lo tanto se le debía respeto.

Tanto así que si un hombre violaba a una mujer, al igual que en la cultura vikinga, las penas para el violador podían llegar desde la castración hasta la muerte.

Jurídicamente, dentro de la cultura etrusca, la mujer tiene plena capacidad de obrar, es decir, puede ser titular de un patrimonio y gestionarlo sin la intervención de su esposo o de su padre. El consentimiento paterno no le es necesario para contraer matrimonio. Es decir que la mujer podía decidir con quién y cómo casarse, no existían los matrimonios arreglados.

Si intentamos hallar alguna explicación histórica a la situación de la mujer etrusca encontraremos motivaciones religiosas, pues los etruscos otorgaban un gran valor a la Diosa Madre y a su reflejo, la mujer. Es decir, ellos respetaban a las mujeres y veían en ellas el reflejo de la Diosa Madre, es por eso que eran valiosas y ocupaban cargos importantes dentro de la sociedad etrusca, pues eran las que intercedían con los dioses, tanto así que hubo sacerdotisas mujeres, algo raro para la época pues era una actividad reservada para hombres.

Incluso se sabe que si un hombre etrusco, llegaba a asesinar, violar o maltratar a una mujer, este era juzgado y sancionado con un castigo correspondiente que le costaba la vida o incluso su posición social.